La magia de Florietta, de su imparable crecimiento, no solo radica en el buen gusto y el talento de su diseñadora. También en su capacidad de arriesgar, de hacer colecciones de entretiempo y de estrenar en tiempo, en un momento en el que la slow fashion parece más fast que nunca.
Así, mientras otras firmas de moda infantil artesanal se adelantan incluso al cambio de temperatura, ella diseña y confecciona a fuego lento, para fechas próximas, sin prisa, con mimo y un indiscutible talento que hace que su nueva temporada sea más impresionante si cabe que la anterior.
Tejidos exclusivos, combinaciones que encuentran en el riesgo su mejor arma, y una apuesta en la que caben todo tipo de diseños, modelos y cortes, pensando en los más pequeños, en coordinar hermanos, pero también en esa inversión que hacen sus mamás y papás. Aunque sería injusto decir que el fuerte de Florietta son sus tejidos, aunque sean de máxima calidad.
La mejor baza de Florietta es la persona que hay detrás. Una mujer que sabe de costura, de corte, de confección, que saca algunos de los mejores patrones del mercado, haciendo que las tallas encajen, que los modelos se adapten a los niños y niñas, y no al revés. Una mujer que es capaz de hacer una moda infantil artesanal consciente de verdad, logrando que sus clientas repitan una y otra vez, sorprendiéndolas y consiguiendo que no pase un solo día sin dejar de crecer.