Una foto, hace aproximadamente un año, me cautivó. La foto de un pelele de punto, de una emprendedora sevillana llamada María Durán que me hizo desear que el tiempo diese marcha atrás para poder vestir a mis bebés con cada una de las prendas que salían del taller de ‘Crocheteando que es gerundio‘. Y es que su punto, sus diseños, sus creaciones, su buen gusto y su inconfundible estilo no tienen rival.
María enamora, al igual que este pelele Triana que, me atrevo a decir, que es una de sus joyas de la corona. Ella teje para todos los gustos, en un amplio abanico de colores y con una marca personal de delicadeza y sencillez que se repite en cada una de sus creaciones, todas ellas hechas a mano, todas ellas personalizadas, todas ellas diferentes.
María Durán siempre va contrarreloj, porque los pedidos que recibe se acumulan. No es de extrañar, porque el mimo con el que teje da forma, ya sea verano o invierno, a auténticas obras de arte en lana o algodón, dependiendo de la época del año. La amplia variedad de tonos, además, permite que las combinaciones resulten sencillas, sin olvidar las tendencias infantiles con las que su punto se adapta a otros conjuntos, como sus cuellos, también cuidados al detalle.
Moda infantil artesanal, repleta de cariño, esmero y talento, que es todo un espectáculo para los sentidos, desde el primer momento, dado el cuidado con el que se empaqueta cada pedido, con una dosis extra de dulzura. Así es como ha ido consiguiendo María Durán ser referente en esto de la ropa para bebés hecha a mano, dejándose la piel y el corazón en cada puntada.